LA ABEJA DESTERRADA
Synopsis
Érase una colmena bien poblada. ¡Y qué bullicio había en ella! - ¡Vaya, vaya con el lance! -decía la muchedumbre de las abejas- ¡Abrase visto necedad como la suya! ¿De qué se trataba? Poca cosa; una abeja que se había empeñado en derrochar miel… ¡a quién se le ocurre! Era una sola entre las mil del colmenar. Se decretó el destierro; no se podía consentir tan estrafalaria demencia; lo decían así las más ancianas de la tribu, el Consejo de istración, el pueblo; en fin, el reino todo. - Aquí se trabaja, vaya, y mucho; mas, sólo para nosotras. ¡Bueno estaría que estas gotas de rocío dulcísimo que atesoran nuestros panales, rellenaran los estómagos de las arañas, de las hormigas, de las moscas y demás patulea menuda del mundo de los insectos! ¿Qué la miel es, al cabo, para el hombre?... Bueno, que se la coma, ¡qué remedio!, es más fuerte, y la fuerza aplasta; pero ¡ay de él si se descuida! Para eso tenemos aguijones finos como agujas y lacerantes como garras; que se acerque sin precaución y ya verá si defendemos bien nuestras mieles… ¡Dar! ¡Dar! ¡Habrase visto imbecilidad como la de esa abeja! La colmena parecía un club revolucionario, según estaba de agitado el enjambre. L...